El intercambio de regalos en Navidad es una de las tradiciones más extendidas y representativas de esta celebración a nivel mundial.
Aunque hoy en día está fuertemente vinculada al comercio y al consumo, su origen se remonta a antiguas prácticas religiosas y culturales que han evolucionado con el tiempo, manteniendo un profundo significado simbólico.
Origen religioso del intercambio de regalos en Navidad
Desde la tradición cristiana, el acto de regalar está estrechamente relacionado con el nacimiento de Jesús. Según los evangelios, los Reyes Magos ofrecieron oro, incienso y mirra al niño recién nacido como señal de reconocimiento y veneración. Este gesto se interpreta como uno de los primeros intercambios de regalos asociados a la Navidad y simboliza la entrega desinteresada y el amor al prójimo.
Influencia de las celebraciones antiguas
Antes de la expansión del cristianismo, varias culturas ya practicaban el intercambio de obsequios durante festividades invernales.
En la antigua Roma, las Saturnales —celebradas en diciembre— incluían regalos como símbolo de buenos deseos y prosperidad. Estas tradiciones paganas influyeron posteriormente en las costumbres navideñas que hoy se conocen.

San Nicolás y el origen de Santa Claus
Durante la Edad Media, la figura de San Nicolás, un obispo reconocido por su generosidad hacia los más necesitados, fortaleció la idea de regalar como un acto solidario. Con el paso de los siglos, su historia dio origen al personaje de Santa Claus, quien se convirtió en un símbolo central de la entrega de regalos, especialmente para los niños durante la Navidad.
El significado actual de regalar en Navidad
En la actualidad, intercambiar regalos en Navidad representa un gesto de afecto, gratitud y unión familiar.
Más allá del valor económico, el obsequio simboliza el deseo de compartir, fortalecer vínculos y expresar buenos deseos al cierre del año. Para muchas personas, regalar es una forma de transmitir cariño y esperanza.













