Las personas que tiene una menor calidad de sueño a medida que envejecen tiene más riesgo de desarrollar demencia, según estudio.
Dormir bien es esencial para mantener una buena salud mental. El sueño es un proceso vital que nos permite recuperar energía, regular nuestras emociones y consolidar nuestra memoria, entre muchos otros beneficios. Además, durante el sueño profundo , nuestro cerebro elimina los desechos que se acumulan a lo largo del día y que pueden dañar nuestras neuronas.
Sin embargo, a medida que envejecemos, nuestro sueño se vuelve más superficial y menos reparador. Esto puede tener consecuencias negativas para nuestro cerebro y aumentar el riesgo de padecer demencia, una enfermedad que afecta a la memoria, el pensamiento y el comportamiento.
Un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Neurology aporta más pruebas de esta relación entre el sueño y la demencia. Los investigadores analizaron los datos de 346 personas mayores de 60 años que participaron en el Estudio del Corazón de Framingham, un proyecto que lleva más de 70 años estudiando los factores de riesgo cardiovascular.
Los participantes se sometieron a dos estudios del sueño con cinco años de diferencia, en los que se midió la cantidad y la calidad de su sueño. También se les hizo un seguimiento hasta el año 2018 para detectar si desarrollaban demencia.